<

>

"Voyage dans l'hemisphere Austral" de J. Cook

"Carte du Chemin de fer de Strasbourg à Bale".

Diligència a "Voyage Pittoresque en Espagne et Portugal", de Begin.

Exposición Viages y Viageros a la Biblioteca del Castillo de Peralada.

Toledo a

VIAJES Y VIAJEROS: DE COLÓN A LOS CONDES DE PERALADA

Los viajes son el resultado de una inquietud, de una curiosidad con finalidad profesional o filantrópica, o todo lo contrario, han tenido un objetivo depredador y de rapiña. Como consecuencia, el género humano ha descubierto nuevos continentes y ha mejorado sus conocimientos geográficos, cartográficos, botánicos, gastronómicos, médicos, religiosos o folclóricos.

 

La literatura de viajes es un género muy amplio que ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Decía Ortega y Gasset que “yo soy yo y mi circunstancia”; por eso cada relato estrá condicionado por el narrador, por sus experiencias y sus prejuicios; por eso hay fervientes partidarios de las guías tipo Murray o Baedeker que se limitan a citar los lugares de visita, sin apreciaciones o valoraciones personales.

 

Como es habitual, la exposición se nutre de los fondos bibliográficos y museísticos propios y abraza desde Colón hasta el s. XIX, momento de los grandes avances en los transportes, las comunicaciones y en las técnicas de imprenta con la invención de la fotografía. Éste es el momento en el que el individuo pierde el miedo y va en búsqueda de lo desconocido y de lo exótico. Éste es el momento en el que aparecen las Guías y la fotografía se imprime en forma de tarjeta postal y es en este período cuando los últimos miembros de la saga Rocabertí-Dameto Antonio, conde de Zavellà, y Tomás de Rocabertí, conde de Perelada, y sus decisivos tíos Juan e Ignacio Dameto retornan a Perelada. Tendremos ocasión de descubrir su carácter “locomóvil”, segun decían ellos mismos, con algunos de los destinos turísticos que visitaron, y contemplar las guías adquiridas.

 

En esta ocasión, la selección bibliográfica se ha realizado entre cerca de un millar de ejemplares – la mayor parte procedentes de las compras hechas por los últimos miembros de la saga – de los que el visitante podrá contemplar más de un centenar.

 

Probablemente, muchos descubrimientos no habrían tenido lugar si los proyectos no hubieran sido apoyados por los monarcas. Entre ellos encontraremos, a título de ejemplo, el descubrimiento del Nuevo Mundo por Colón con el aval de los Reyes Católicos; los viajes científicos de James Cook (s. XVIII) protegidos por la Royal Society; el de Alexandre de Laborde (s. XIX) impelido por Manuel de Godoy, ministro de Carlos IV, o la expedición científica encabezada por Juan de Dios Rada Delgado a bordo de la fragata Arapiles hacia el Medietrráneo oriental, sufragada por Amadeo de Saboya.

 

Muy bien representados se encuentran los viajeros extranjeros alrededor del mundo, como és el cas del Voyage Pittoresque, del montrealense  Jacques Grasset de Saint- Sauveur, o por España, entre los que figura Travels through Spain Henry Swinburne L’Espagne de Charles Davillier amb magnífiques il·lustracions de Gustave Doré o la de Pau Piferrer Recuerdos y Bellezas de España y, de manera particular por Cataluña, entre los que caben resaltar el manuscritoanónimo de un franciscano del s. XVI con su Peregrinació de la Ida de Cathaluña , y no olvidemos las Islas Baleares con la obra de J.B. Laurens Souvenirs d’un voyage d’art a l’Ile de Majorque. Curiosas son las experiencias del primer español no musulmán que visitó La Meca, el catalán Domènec Badia Leblich, conocido como Ali Bei el-Abbasi. También son interesantes las explicaciones de literatos como Alexandre Dumas, Arthur Andersen o Jacint Verdaguer o la literatura de viajes ficticios.

 

Mención especial merecen los viajeros movidos por la religión con predilección por Tierra Santa.

 

Aunque su presencia sea esporádica, no faltarán las mujeres viajeras como George Sand (1804-1876) pseudónimo de Amandine Dupin i sus impresiones mallorquinas, y las de Madame d’Aulnoy, de soltera Marie-Catherine Le Jumel de Barneville (1650/51-1705), o la autora austro-húngara Irene de Suberwich (s. XIX), que escribía bajo del seudónimo de Manuel de Cuendías. Los relatos de estas dos escritoras han generado muchas controversias habiendo sido calificados de descripciones fictícias.

 

Tampoco podemos olvidar hacer mención de los balnearios que, en el siglo XIX, se convierten en lugares de moda, de reunión y de recreo, donde las clases adineradas combinaban el ocio con las vacaciones terapéuticas. Desde Vichy o Pau a Baden, hasta los Baños de la Mercè, en Capmany.

 

También han quedado reflejados los principales medios de comunicación a lo largo de estos siglos y los contratiempos constantes durante los viajes, ocasionados por piratas, ladrones y bandoleros.

 

Una especial atención se ha dedicado a las ilustraciones que acompañaban a los escritos, fruto del arte de los propios narradores o de dibujantes profesionales que les acompañaban en sus desplazamientos para reflejar con mayor fidelidad las imágenes de los lugares visitados.

 

Inés Padrosa Gorgot

Bibliotecaria